Foto de Mundotoro.com
Desde que la Sociedad Plaza de Toros de Cali S.A. dejó de realizar las temporadas taurinas en la ciudad, la tauromaquia entró en un estado de calamidad, no solo por la incertidumbre que representa el tener empresarios distintos cada determinado periodo de tiempo, sino también por la inestabilidad que representa el hecho de no haya fondos suficientes que sustenten la realización de las corridas de toros en el marco de la feria de la ciudad.
Desde que se tomó esa decisión por parte de la Junta, han pasado dos empresas por la Plaza de Toros de Cali, una colombomexicana, Promotoreando, en la que participó el ganadero Juan Bernardo Caicedo, que realizó las ferias del año 2018 y 2019 respectivamente y que declinó el contrato que había firmado con la Sociedad Plaza de Toros por tres años, para no dar el siguiente, 2020, dadas las pérdidas que representaba, pero ese fue el año de la pandemia y no se pudo dar.
Para el 2021, año en el que Promotoreando debió terminar si gestión, Tauroemoción Colombia, dirigida por Alberto García, entró a llenar el vacío que había dejado la otra empresa y en concordancia con la junta del coso de la calle 5, se definió un nuevo horizonte para los toros y por tres años se firmó un nuevo contrato en el que la empresa realizaría las temporadas taurinas, temporadas en la que vimos estrategias agresivas de publicidad, precios especiales, abonos por categorías y la visita de una ganadería española y toreros de primer nivel. Todo esto, devolviéndole el gusto y la esperanza a una ciudad y a una feria que ha resistido diferentes embates y sobre todo, ataques de todo tipo.
No es tan importante hablar del resultado de las ferias organizadas por Tauroemoción, sin desconocer que cada una, en su composición, ha tenido cosas importantes, buen resultado artístico y ganadero, así como un incremento paulatino de los abonos y de la asistencia. Todo esto sin ser completamente satisfactorio. Lo que sí es importante y que se debe resaltar en letra mayúscula, es el interés, la entrega, el compromiso, la pasión, el esfuerzo y todos los apelativos que conlleva la resiliencia, con los que Albero y su equipo han batallado por Cali y en general, por la fiesta en Colombia.
Son esas cualidades, las que se han hecho visibles, las que levantan el temor de que la feria de Cali vuelva a quedar acéfala, sin doliente y sin personas que vivan la pasión, así como lo ha demostrado esta empresa, y sin el ánimo de dorar la píldora, como se dice coloquialmente, este tipo de empresas, son las que necesita Colombia en este momento, en donde los ataquen son intensos, los enemigos son más tramposos y en donde los políticos atentan contra las libertades.
Lo que dice Alberto García en entrevista con Mundo Toro es esperanzador: "Hemos hecho promociones importantes de cara a jóvenes, niños y mayores de 65 años y se ha notado. Los abonos se han incrementado de forma sustancial hasta superar ahora mismo los 1.500. Ahora hay un cambio en la alcaldía que esperamos sea positivo porque hasta ahora, los toros no contaban para los programas festivos, a la misma hora nos ponían eventos importantes para minimizar los toros. Eran todo trabas y zancadillas. Sin embargo, Cali ahora más que nunca tiene futuro y esperanza", Pero hace falta una confirmación rotunda de si continúan o se van, que ojalá la respuesta sea la de seguir.
Después del cómodo resultado de la feria del año 2023, que no terminó de ser lo esperado, pero sí reconfortante, el ambiente es esperanzador, difícil, pero no imposible de mantener y revitalizar la fiesta. Todo parece indicar que con el cambio de gobierno en la ciudad, las cosas van a mejorar ostensiblemente y si bien los ataques seguirán de manera visceral y despiadada, la defensa que se viene haciendo es sistemática, organizada y coherente con lo que representa la tauromaquia en Colombia y lo que significan las tradiciones, las libertades y el empleo para las poblaciones que disfrutan de estas tradiciones en sus localidades.
Cali, junto a Manizales, hoy representan la supervivencia de la tauromaquia en las grandes ciudades, Cali, sobre todo, representa el triunfo de la perseverancia, la persistencia y el amor por la tauromaquia, y representa la lucha de ideales inquebrantables, que son hoy lo que mantienen la fista y la ilusión viva en los aficionados que poco a poco van regresando a Cañaveralejo, sin importar los ataques y las trabas legales e impuestos que se pongan.
Así entonces, cómo dice el título, que se quedan los españoles, que se quede Tauroemoción Colombia en Cali y que se constituya una organización, al estilo de lo que se está haciendo en Acho, que permita sostener la fiesta, recuperar las plazas que hoy están cerradas y que regrese a los tendidos a los aficionados de Colombia.
Redacción de El Minotauro Radio.