Para el pasado viernes estaba anunciado el festival taurino tan tradicional de la Feria de Manizales. Este comenzó con la bonita y sentida procesión de la Virgen de la Esperanza Macarena por el ruedo, con la plaza en la penumbra y los miles de faroles encendidos. Luego de los actos protocolarios, salió al ruedo el primer novillo de Ernesto Gutiérrez, negro de capa y de alegres arrancadas. Con él, Antonio Ferrera, alborotó a la plaza poniéndolo de largo al caballo y sacándolo de allí con el galleo de la mariposa. Tras las banderillas, una llovizna que había estado cayendo se convirtió en aguacero fuerte y potente, que volvió el ruedo una laguna en cuestión de segundos. Los desagües vieron desbordada su capacidad y tras una prudente espera el festejo tuvo que ser suspendido y dejar el restante para la noche siguiente.
Al sábado, en la tarde, se corrieron toros de Las Ventas, escurridos de carnes en general, aunque algunos taparon esta característica con ofensivas puntas. Alejandro Talavante, un poco apático con su primero, estuvo más ganoso con el segundo, al que llegó a dar tandas de derechazos de rodillas. Toreo templado por ambas manos que le valió el favor del público y una oreja como colofón.
El segundo toro de la tarde hizo volar por los cielos los capotes de las temerosas cuadrillas. Emilio de Justo no le encontró el sitio y se le notó dubitativo durante todo el trasteo. Tras salirse de la suerte descaradamente en la estocada, Emilio vio cómo la plaza quedaba en silencio tras su faena. En el quinto, el torero cacereño estuvo más firme, toreando más ceñido y dando muletazos de mayor valía. Malogró la buena faena con pinchazos y dio la vuelta al ruedo sin orejas.
Se esperaba un triunfo rotundo de Tomás Rufo tras anteriores comparecencias en la misma plaza en las cuales no lo había conseguido. En esta ocasión tampoco pudo ser. En su primero recibió palmas tras una interesante faena, con pasajes de calidad artística que dejaron ver un toreo serio. Tras ponerse pesado con los aceros, recibió palmas y en el sexto cortó una oreja tras torear con profundidad con la capa y la muleta, escuchando la música en el tercer tercio.
Por la noche continuó lo que había empezado el viernes. Ya sin procesión, pero con un nuevo paseíllo, salieron al ruedo los seis alternantes que se quedaron sin lidiar en la noche anterior, no sin antes recibir la merecida ovación del público, a la cual sumaron a Antonio Ferrera que ya había lidiado el primero de la tarde en medio del aguacero.
Cristóbal Pardo fue el primero y siempre conquista al público con su alegre estilo de banderillear, con pares al cuarteo, al sesgo y al quiebro. Pero, más allá de eso, estuvo también artista con la capa, en verónicas y navarras, y muy templado con la muleta. Sacó lo que más pudo de un rajado novillo y saludó desde el tercio.
Alejandro Talavante, por su parte, no dio muestras de agotamiento físico a pesar de haber toreado también por la tarde y estuvo toreando con ganas, imprimiéndole variedad a su faena, a pesar de no contar con oponente digno. Su labor cayó en la sosería al final y quedó silenciada.
Emilio de Justo, con el tercero de la noche, cuarto del festival, intentó meter en la muleta al manso de Gutiérrez, que no quería saber mucho de peleas. Un saludo desde el tercio premió la paciencia del diestro y su buen hacer.
La algarabía llegó con Roca Rey, que desde antes de salir el toro ya contaba con el favoritismo del público. Tras alegar con la capa, la cual le provocó una caída y un percance con el ejemplar en turno, cuarto de la tarde, quinto del festejo, comenzó la faena de muleta sacando al Ernesto a los medios y robándole tandas antes de sus huidas. En medio de alguna serie de derechazos se colaban angustiosos cambiados por la espalda que ponían la plaza a rugir. Sonó Feria de Manizales y tras efectiva estocada cayeron las dos orejas.
Otras dos cortó tomás Rufo en una actuación que superó con creces las dos de la tarde, corrida en la que brilló por su tauromaquia, pero también por la escasez de fuerza de los toros. En este festival regaló bellos y templados muletazos por ambos pitones, entremezclados con algún adorno de cartel. La buena estocada rubricó la faena y posibilitó que cayeran los trofeos.
Cerró la noche Felipe Miguel Negret, que recibió con larga cambiada de rodillas pero luego no se acopló en las verónicas. Con la muleta tuvo qué perseguir al rajado eral de Gutiérrez para poderle robar alguno que otro pase. Tras pinchazos y descabello, su faena quedo silenciada, generando malestar en una parte de los tendidos, la cual ya estaba abandonando la plaza.
En el festival no sobresalieron los subalternos, igual que en la corrida de la tarde. Para resaltar los pares de banderillas de Garrido y Hector Fabio Girando y Santana.
Resumen de los festejos:
Cuarta corrida de toros:
Alejandro Talavante: Silencio en su primero y oreja en su segundo.
Emilio de Justos: Silencio es su primero y palmas en su segundo.
Tomás Rufo: Palmas en su primero y oreja en su segundo.
Festival taurino:
Cristóbal Pardo: ovación.
Alejandro Talavante: palmas
Emilio de Justo: palmas
Roca Rey: dos orejas
Tomás Rufo: dos orejas
Felipe Miguel Negret: Silencio.
Redacción de Luis Miguel Rojas, El Minotauro Radio.