Este es de los momentos en los que hay poco que decir de una corrida que, más para el recuerdo, debe estar en el olvido. Aún recordamos la magnificencia de la corrida de Salento del año anterior, donde los tres toreros salieron a hombros, dos de los cuales repitieron en la corrida celebrada el día de hoy en el coso taurino de la calle quinta de Cali y que no estuvieron en sus mejores condiciones, pese a dejar chispazos de buena tauromaquia.
Con casi media plaza, el rito taurino comenzó con el paseo de cuadrillas, encabezado por la tradicional amazona y que dio paso a la salida de los toros de Salento, muy bonitos de presentación, de variedad en su pelaje y de desigual comportamiento tanto en el capote como en la muleta.
En primer lugar, el primero de la dinastía de los Adame, Joselito, saltó al ruedo y se encontró con un toro al que no supo entender, un toro que salía disparado de los burladeros y no se mantuvo fijo en ningún momento en la muleta. Le falto un poco de astucia para taparle la cara después de cada muletazo, por lo que al finalizar, con una estocada que hizo guardia en primera instancia y en segunda con poco efecto, se fue de limpio en su presentación. En el segundo de su lote, cuarto de la tarde, se vio algo parecido, desentendimiento con el toro y poco contenido, lo que hizo que el público no estuviese concentrado en lo que el torero estaba haciendo.
En segundo lugar, Román Collado, que llegaba a Cali nuevamente a manera de sustitución, puesto que el torero anunciado, David Fandila “El Fandi“ causara baja por el proceso de recuperación que afronta luego del percance sufrido en la Plaza de Toros de Acho, en Lima. En el primer toro de su lote, segundo de la tarde, se vio la faceta lidiadora del torero, una faceta voluntariosa que quiso por todo los medios sacarle los muletazos de dentro al ejemplar, pero que con cada movimiento perdía fuerza. Hay que resaltar que la espada juega en su contra y no fue efectiva, emborronando las buenas maneras y la doma que había demostrado. En el segundo de su lote, el quito, fue completamente lo contrario, un ejemplar sin fondo, sin fuerza, que se malogró una de sus extremidades y que el presidente no permitió el cambio. En esta oportunidad, el torero solo mostró algunas tandas de mucho interés, pero no necesariamente importantes para generar el corte de oreja. Una muy pequeña ovación lo acompañó, luego de que fallara con los aceros y también lo hiciera con la espada de cruceta.
Juan de Castilla, el torero de Medellín que este año tuvo una temporada corta pero sustanciosa en España, lidió al tercero de la tarde y al cierra plaza. En su primer toro, Juan de Castilla mostró pozo, mostró cabeza fría y conocimiento del oficio, por lo que pudo hacer una faena importante. Este toro fue el único de la corrida que mejores condiciones presentó en cuanto a acometividad y fijeza. La faena que tuvo algo de contenido y de emoción en parte de los tendidos, fue borrada por el estoque, que igual que a Adema y Román, le hizo guardia y desde allí se vino todo abajo.
Con el cierra plaza, se echó de hinojos a la arena para torear y motivar al ejemplar a terminar de romper, pero su ambición lo llevó a torear desde las cercanía y desperdiciar las pocas enbestidas que estaba teniendo. Esta última faena de la tarde pasó sin pena ni gloria, mostrando a un Juan de Castilla con voluntad y con entrega, pero que en la espada todavía queda terrero y carretón para mejorar cada vez más.
Así entonces, en balance de la corrida es el siguiente:
Joselito Adame, palmas y silencio.
Román Collado, Ovación y pitos
Juan de Castilla, palmas y palmas con petición de oreja.
Para resaltar, en esta tarde los banderilleros no estuvieron también como nos tienen acostumbrados.
Redacción de El Minotauro Radio.