Con orgullo, de nueva cuenta decimos desde este medio, COLOMBIA ES TAURINA.
Es verdad que nos hemos demorado mucho para escribir un pequeño compendio de impresiones sobre lo vivido en Toros y Ciudad, pero la verdad estábamos esperando poder dar parte de lo que ya presumíamos como taurinos; la acogida de la feria por parte de los aficionados, los cuales están yendo a las taquillas para comparar las entradas y llenar las plazas hasta las banderas.
Es verdad que la prohibición nos ha dolido y en gran medida no ha desestabilizado un poco, pero también es verdad que la prohibición nos ha unido y no ha devuelto el amor por la fiesta. Ese amor que en algunos se fue por el encarecimiento de las entradas, ese amor que se fue yendo en los aficiónados del campo y de las localidades rurales de la Colombia profunda y el amor que tenían mucho aficionados que se fueron de la plazas por diferencias con los toreros y las empresas. La prohibición limó todas esas asperezas y está haciendo que el movimiento taurino sea más grande y la unidad de taurinos se haga más notoria.
Hace pocos días vivimos la edición 25 de Toros y Ciudad en la Monumental de Manizales, la plaza que nos reúne a toros. Allí pudimos ver como los jovenes gustan de la tauromaquia, las familias se reúnen alrededor de una tradición milenaria y las peñas taurinas ratifican su compromiso con la fiesta. Toros y Ciudad nos mostró, una vez más, que la afición esta viva, que Manizales es la capital taurina de nuestro país y que toros toros son el epicentro principal de esta ciudad, más que los conciertos y más que el fútbol.
En 4 tardes de toros, una para aficionados prácticos, una para novillero sin caballos, otra para novilleros con caballos y otra para los matadores de toros, mostró una variedad sin igual de la tauromaquia Colombia. Como conclusiones podemos decir que hay futuro, hay un relevo taurino en Colombia, pero hay que trabajar y mucho para acomodar la fiesta a los mayores estándares taurinos y a la excelencia del toreo.
Los novilleros sin Caballos nos mostraron que hay futuro y que hay jovenes con hambre de ser figuras del torero; que hay un relevo en los escalafones menores y que esos toreros, bien manejados y con la cabeza puesta donde deben ser, pueden apuntar a cosas grandes dentro de este mundillo del toro. Nombres como el de José de Antía, Daniel Montes, Jarol Sánchez quien indultó el primer novillo son picadores del certamen en su historia y Daniel Salas, de tomar su profesión con responsabilidad y entereza, podrán llegar a buenos puertos.
Los novilleros con caballos, son los que aún más alientan ese relevo, y si bien la falta de oportunidades en nuestro país cada vez son más pocas y eso afecta en la preparación de los novilleros, aún podemos contar con jóvenes con condiciones y maneras, pero que deben asumir con compromiso su rol dentro de fiesta y en el escalafón más cercano a convertirse en matadores de toros. Nombres como el de Eduardo Contreras, Daniel Sánchez y Sergio Alzate, sin dementar a los demás, donde algunos hacen extraordinarias campañas en otros países taurinos, pueden apuntar a grandes cosas, pero es importante afinar la suerte suprema, parte de la lidia por la que nos atacan y que se debe pulir cada vez más.
Foto de Juan Grisales
Y si con los novilleros se vieron cosas interesantes, con los matadores de toros de nuestro país también se evidenciaron cosas. Hay preparación, hay ganas, hay honor para con la profesión, pero falta muchísimo para ejecutar la suerte suprema. La verdad es que es una asignatura pendiente en los tres de los 4 escalafones de la tauromaquia que se vieron en el ruedo de Manizales y es algo que se debe atender de manera urgente. Manuel Libardo fue el triunfador de la tarde y del certamen, pues él, hasta ahora, es el único torero que se hace con el triunfo y con el derecho de estar acartelado en la feria, cortando a ley dos orejas a un toro. En años anteriores se ha dado el caso pero por temas de indultos, ahora se hace con lidia completa lo que le de más peso y valor.
Otros nombres que generaron reacciones positivas en los asistentes, la alegría y transmisión de David Martínez ,la elegancia del toreo de Luis Miguel Castrillón y el toreo mexicanizado de Manolo Castañeda, que ademas de ser un extraordinario banderillero, está cogiendo bagaje y experiencia en esta país. Faltó por ver mucho del arte que tiene Ricardo Rivera y las ganas y tauromaquia de Sebastián Caqueza.
Una vez más, hay que pulir la espada para que rueden las orejas y que la tauromaquia nuestra escale a otro nivel, nivel que necesita la afición que nos demostró con el lleno en la corrida de toros, la primera que se hace en Colombia luego de la prohibición, que hay mucho por que luchas. Un lleno de no hay boletas.